smashing pumpkins - 1979

Hace un par de años, previo al advenimiento del Youtube, la Marcela, una niña que trabajaba en el café junto conmigo y con la que nos hicimos amigos, me regaló un par de discos con música y videos. Vale decir que yo veo muy poca TV y no le hago al video de MTV ni el víaX por loque varias cosas me he perdido en el entretiempo y varias he dejado de ver también. Me senté en mi casa frente al computador y uno de los clips era el que titula esta entrega. Imagínenme con una sonrisa que se dibuja leve pero instantánea y empezar a rememorar cada segmento visual de ese monstruo de canción. Al final no veía mucho, me puse a llorar de emoción y el agua con la sal enturbiaron la vista.

Smashing Pumpkins es fiel representación de todo lo adolescente que fui y 1979 es la mejor encarnación de eso. A pesar de ser un video muy gringo es una gran encarnación de efervescencia juvenil y aterrizándolo a realidad escolar de camisa y corbata de todas formas resulta una gran cosa visualizarse la circunstancia.

Desde no entrar a clases e irse a cualquier parte, las primeras fiestas, las primeras borracheras, el sentido de aplanar la calle con la mejor actitud de “esta sociedad no me comprende” con espinillas. Vagar por horas, comprar con dos chauchas, dejar que el viento te de en la cara y luego gritar, saltar y en el fondo aprendiendo a canalizar de forma destructiva o constructiva todo cuanto estabas aprendiendo en un mundo que se te hacía cada vez más grande, estábamos aprendiendo y no muchas cosas importaban "and we dont know, just where our bones will rest to dust, i guess forgotten and absorbed into the earth below”.

Hoy ya no pienso eso, pero aún así tengo pulmones para cantarla cada vez que la oigo y como no si aparte es una cancionaza de aquellas y sin culpa pues supongo que eso he logrado pues hay cosas que ya no volvería a repetir y que puedo recordar ahora con la distancia que da el haber pasado más de una década desde mi etapa pubertosa.

Sin embargo, aun así no deja de ser estimulante una pequeña dosis de adolescencia metida en un frasco de unos pocos minutos y eso es lo que tengo todas las ganas de rememorar el 6 de diciembre si los presagios son correctos. Al menos ya están confirmados para el 8 de Diciembre en Argentina y la sola idea me pone nervioso de gusto, porque Zeitgeist suena a los mejores días rockeros de Gish. Me encanta la idea de que Corgan se anote un poroto con un disco que no huele a nostalgia y que lleva la palabra rock por delante escrita bien grande.

En 1998 no pude ir al concierto. Amigos míos fueron y lo único que relataban era lo espectral y figura rockstar que es Billy Corgan. Cosas que esta década he extrañado de sobremanera a saber que sólo Jack White podría ocupar un lugar así, como Corgan, Kurt Cobain, Axl Rose o Mike Patton. Me refiero a la conciencia plena de ser una estrella del rock and roll y vivir para ello. Pero eso es harina de otro costal y se los cuento otro día. Billy Corgan es un pendejo estúpidamente genio que tira 30 canciones porque cree que son malas, que se amuña en un rincón porque no le resultan las cosas y uno quisiera componerse silbando siquiera una línea de alguna de las canciones de Mellon Collie… ese disco tan fundamental para los noventas y una joya de esos años.

The street heats the urgency of sound, as you can see there’s no one around. Si lo oigo decir esa frase a metros de mi, creo que vuelvo a mirar borroso.


Coldplay - Parachutes

Debo admitir que Coldplay me gustó durante algún tiempo, años a principios de los tutausan, que también he flirteado con su segundo disco y que deje correr el tercero porque definitivametne abrí los ojos a la estafa institucional de la década.
Pero entonces por qué forzarme a hablar de ellos si no son de mi agrado. Pues encierran historias que tampoco son de mi agrado ni de mi predilección contar, pero que necesito fijar personalmente para no volver a ellas, en lugar de arrastrarlas.
Tampoco haré publicidad de mis conflictos más internos, eso se los dejo a blogs de tinte emo, pitillo, existenciales del tipo "estoy mirando como la destrucción de apodera de mi ciudad bella" en lugar de hablar de lo mal que las cosas van por culpa de unos incompetentes. Sentido práctico señoras y señores. Aunque este post no tenga mucho de ello.
El disco que titula este post fue banda sonora de año 2002, 2003 personalmente. Siempre debí hacerme caso cuando no les quise poner oreja por bucólicos y sufridos felices. Poco honestos.
Yo solía tener amigos, alguna vez me enfundé en ellos para escapar de mi propio ser, reflejandome quizas o tal vez tratando de llevar ritmos de vida que no eran los míos, había múica que me gustaba y había música que les gustaba. Pero siempre odié a Coldplay, aunque diga que me aún me gusta el ultimo track del disco "everything not lost". En el fondo se trata de un confesional que se convence a si mismo que es bueno cambiar y es bueno cambiar de aires y de gentes. Y si me he mirado durante esta década puedo decir con certeza que no puedo estar mejor rodeado que ahora.
Deje la burbuja, deje de sufrir en un track pensando en un coro de estadio que jamás quise tararear, dejé de entregar sin recibir, deje de saludar efusivamente sin sentirlo, ahora soy más simpático (aún siendo un pesado a ratos), leo mejores cosas, aparte de la porquería de la U y sus textos informes.
Nunca me perdí, en realidad seguí caminando hasta encontrarme, y lo mejor de todo es que tengo conciencia de lo que soy y no soy, de lo que puedo y no puedo, de lo que quiero y no quiero, de lo que amo y no amo.
Ya no me encierro a consolar botellas de vino tiradas en el baño de una pensión maloliente, hice lo que debía hacer, erré cuando debía y me redimí lo que quise. Y no quiero escuchar más a Coldplay, no me quiero sentir como el wannabe que se proyecta aburguesado y cuarenton con pinta de yupi, cuya mayor frustración es tener el pelo negro, como mi ayudante de derecho comercial. Se acabaron hace tiempo los buenos malos días, las juntas con gusto provinciano de resentimiento, en mi casa sí hay algo de pasto y sí hay un arbol y un perro y veo la cordillera nevada en invierno y el cerro verde en primavera.
Porque nada estaba perdido. Y aunque me falta encontrar, al menos se que camino viento a favor y seguro. Coldplay es para los día fáciles y cuando viene uno de ellos, hay miles de canciones mejores.
¿A quién le importa?. a mi me importa.