sonic youth - cool thing



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1993. iba en sexto básico, tenía buenas notas, un par de amigos y unas ideas poco apropiadas para mi edad. nunca he sido menos expresivo de lo que se me conoce al día de hoy y en esa ocasión no era la excepción. decir que la masturbación era algo más común de lo que parecía y tratar a mis compañeros de pajeros hipócritas me granjeó más antipatías que las de costumbre. con los dedos de una mano se contaba a la gente que le hablaba en el curso y era por ser extraño, por raro, por decir las cosas que dije y pensar como pensaba, con una prepotencia que tal vez en al universidad me debiera servir mucho pero que en aquellos días tuve que desechar si deseaba prescindir de los traumas infantiles.


en 1993 la canción de moda y bailada en esas primeras fiestas que duraban hasta las 12 de la noche era informer de snow si no me equivoco. tal vez sí, porque yo no iba a esas fiestas. a mi no me invitaban. mi familia testigo de jehová me impedía esas reuniones mundanas donde se trataba de festividades paganas como cumpleaños. en 1993 sonaba pearl jam pero también sonaba c+c music factory. y en la rockandpop que era en sus inicios un menjunje extraño entre maná y nirvana sonaba también sonic youth, con esas canciones imprescindibles fuera de época como lo era cool thing. yo no lo sabía en ese tiempo, pero amaba esta canción. tenía onda como aquella que decía “ain’t no king man, she’s my queen...” que no recuerdo su nombre, sólo que era de los stone roses. como just like honey de tj&mc. como pixies y here comes your man. ahora con el tiempo supongo que se trataba de un revisionismo noise ochentero de todo aquello de lo que salió el grunge y esas bandas influyentes. aunque cool thing en específico es del año noventa. de ese disco en donde salen scooter & jinx o mildred pierce. claro que esas dos canciones se metieron en mi soundtrack mucho después.


2006. un día de invierno que no lo parece. el día fulge allá afuera mientras yo cuido a la niña enferma. no necesito presumir nada, no tengo de que tampoco y pensándolo bien no me interesa. el viejo se cayó, lo están recogiendo y sólo sonrío encandilado y con calor. pienso en el short y la chala, y tal vez en lo divertidos e ingenuos que se ven algunos hoy con sus ropitas nuevas y exclusivas, con sus zapatos o zapatillas de colores espaciales y con diálogos sónicos hipercachilupis, bailando en fiestas-soy-demasiado-alternativo porque creo que my bloody valentine suena pop y prefiero a the delgados porque son chilenos más alternos aún. y me siento tranquilo de estar de este lado de la pose. de quedarme callado mientras el resto rie-vomita-gruñe-llora. un chico contemplativo. pero con ínfulas internas de modernidad a cuestas. ¿post? no gracias, estoy dejando el cigarro. y en ‘93 prescindí del tratamiento. pero creo que ahora lo necesito. i don’t wanna, i don’t think so.

pero téngase presente que...

siempre odie a la pepa valenzuela, primero porque hizo que desertara por mucho tiempo de esta idea que tenía, de contar a través de las canciones. su columna es pésima (creo que aún perdura en la web) porque aparte de perna (lo que en sí no es pecado, pero que sumado a otras cosas es terrible), es insegura y pareciera que sus desenlaces dependieran del hit que viene, en lugar de coger canciones y simplemente hacerlas suyas. eso último es lo que más me enervaba. lo admito... la leía, porque me daba rabia, que ella tuviera tribuna para mi idea que nunca le había dicho y la hiciera ingenuamente predecible. era prender la radio antes de abrir el wiken para saber para donde iba la cosa ese día. complaciente ella.

no me interesará hablar de aquello que está, porque supongo que cada uno vive su vida simultáneamente a la mía y las mismas canciones que hoy suenan tienen distinto efecto. lo que me importa es contar y mencionar las canciones miradas hacia atrás. las que ya pasaron, que pocos recuerdan o tal vez muchos, pero que en mi caso corresponden a puntos, a hechos concretos que sucedían y emociones que provocaban en esos momentos. quizás le sirva a usted de ejercicio para hacer reversa y pensar donde estaba situado exactamente en el momento que le voy narrando.

no hay nexo ni hilo conductor más que mi propia memoria. y sírvame este ejercicio para desenterrar cosas malas buenas y mejores, esas que quedaron y que siempre tuvieron un parlante en el espacio invisible con un track listo para poner play y seguir viviendo.

statement




¿han visto lo lateros de los comentarios de música de la rolling stone chile, calcados a original gringa?. pero me los devoro igual. o lo mala de las descripciones del diario cuando de música hablan. jamás le achuntan a nada. otra cosa es les inrockuptibles, siempre que leas francés (aunque para oír es innecesario)

es que los comentarios de cualquier pasquín, en papel o html tienen el mismo condimentos, esos clichés insoportables que se terminan pegando por cansancio. a saber: "es un
rock garage con tientes sicodélicos y notas de post rock pero con fuerte influencia del glam setentero y algo de gospel sin abusar y eso se agradece."

¡¡¡sálvenme por favor!!!

y lo peor de todo es que la gente que conozco y algunos amigos caen en el mismo martirio intelectualista pop.

tal vez yo he caído en esas marañas grotescas de igual forma y siga haciéndolo, pero reconocer un pecado no es signo de que se dejará de cometer y esto no es excusa ni justificación. sólo es.

el punto es el siguiente: todo el mundo habla de discos y canciones y sonidos que dan vueltas y bandas sonoras personales. pero no he leído a nadie que me comente con la distancia de los años lo que significa un siamese dream o un nevermind, un heros o un dark side of the moon en sus vidas (no en sus reproductores). para que decir de las canciones como unidades independientes. quizás pareciera que las añoramos más, pero en el fondo parecieran ser atroces colecciones de lugares comunes (y surge el "quién no" insoportable..."quien no bailó el lento de take that" en la fiesta de colegio)

y eso es trágico.

en un mundo que las canciones se coleccionan sin ninguna gracia, no hay razón más que ocupar el disco duro, o llenar el ipod para justificar la inversión o el regalo. ni pensar hoy en sentarse horas con el cassete a que la canción aquella que te quita el sueño pase por la radio y hacer rec justo cuando empieza. hemos perdido la pasión por la música aunque la señora de ahumada con huerfanos insista en lo contrario.

¿entonces cuál es la idea? rescatar mis canciones. relacionarlas con buenos o malos momentos. en fin, darle sustancia más allá de las letras o el favoritismo a las melodías que me han acompañado. contar historias breves reales o falsas, el límite lo defino yo y lo interpretas a gusto.

porque yo no tengo un ipod y no me interesa tenerlo, estas son las reglas del juego y si le interesa manténgase sintonizado.